LA HISTORIA DE UNA ANGEL CAIDO:
Desde el lugar más pobre y alejado del cementerio general de Tacna. Entre coronas de tela, velas de colores y en medio de la capilla más humilde de aquel lugar de descanso (de los que partieron antes que los que en este mundo aun vivimos), se encuentra el lugar de una santa popular o digamos mejor de una beatita del pueblo de Tacna.
Maria Hernandez es el nombre que reza en aquella pequeña lapida. Cuentan que esta pequeña lapida es el lugar de descanso de una niña tacneña, que a la edad de los cuatro años, en épocas del cautiverio. Salió por el campo ante la distracción de sus padres y en aquella pequeña travesura encontró terrible final. Se dice que fue vejada por soldados chilenos que tras el execrable crimen consiguieron la muerte de esta alma noble.
Escuche decir que fue entonces ella, la primera niña ultrajada en Tacna y que la población sintió gran consternación por aquello y que se creó con esto la historia de "un pequeño ángel santo", acaecido en los lastimeros brazos de la muerte.
Desde entonces pareciera que aquella historia comenzó a crear un reverente recuerdo en la gente y poco a poco su lapida fue convirtiéndose en lugar de visita y oraciones y su historia en un mito o leyenda popular.
Lo cierto es, que hoy en dia, es la santa del pueblo de Tacna. Aunque seguramente aquel mito tiene ahora más fuerza en la población inmigrante de Tacna. Por ello, ahora se encuentra sobre aquella lapida, una pequeña capilla que dice: “construida por los devotos de Maria Hernandez” y dentro de ella encontraremos siempre un fiel implorando un milagro y un personaje que hace las veces de Yatiri (curandero o chaman para los aymaras) y guardián de la santa. (Recuerdo haber muchas veces pedido su intervención en mi vida).
Historias como aquellas, guarda nuestro cementerio general de Tacna. Que no es a lo cierto el primer cementerio de nuestra ciudad.
Por el historiador Luis Cavagnaro sabemos que los primeros cementerios en el Perú se ubicaron debajo de las iglesias y en nuestro caso se ubico bajo lo que hoy es nuestro paseo cívico y sobre lo que es la catedral de Tacna.
Por eso señala el autor que en un principio olores pútridos y nauseabundos se olían al oír la misa de aquellos tiempos, a lo que la gente atribuía era el olor del pecado.
Después de ello por ley se prohibió hacer cementerios en el perímetro de las ciudades. El segundo cementerio se construyo sobre lo que es ahora los edificios de Fonavi. Sobre estos se construyo el segundo cementerio de Tacna, sin embargo aquel cementerio era un cementerio católico y por ello muchos de los inmigrantes extranjeros (españoles, italianos, ingleses, chinos) no podían enterrarse sobre sus creencias en aquel cementerio.
Por lo que se construyo el cementerio de los extranjeros (sobre lo que hoy es el estadio Tacna). Ahí se enterraban entonces los restos de los no católicos y se dice que incluso se acepto en aquel a los suicidas (la iglesia católica no perdona el suicidio, por ello no era permitido enterrar a aquellas víctimas de la desesperación en los cementerios católicos).
Finalmente en 1948 se construyo lo que es hoy el cementerio general de Tacna, obra que fue realizada gracias al esfuerzo del presbítero Sebastian Sors. Hombre al que Tacna debe tanto y a quien el pueblo erigió un mausoleo en su honor, en aquel pasillo de nuestra última morada. Este cementerio se construyo para poder recibir a los muertos por la epidemia de fiebre amarilla acaecida en Tacna. Este dato hace en verdad crear dudas sobre la historia de Maria Hernandez, entendiendo que la ocupación fue hasta 1929. Pero como señale es un mito o leyenda.
Por supuesto no podemos dejar de lado al mítico cementerio chino, que acogió a otro resto de los enfermos de la fiebre amarilla (chinos en su mayoría) y en una segunda etapa a los caídos por la epidemia del cólera, como también a los suicidas con menores recursos y a todo aquel que le fuera negado descanso en los otros cementerio.
El cementerio de Tacna esconde mil historias sobre sus pabellones y zonas. Como la historia del condenado, que no es condenado, pero que se le dio aquella historia por el gran candado que encierra la puerta principal de su seguramente hermoso mausoleo en épocas antiguas.
En este cementerio descansan los restos del cantor del cautiverio Federico Barreto, Francisco de Paula Gonzales Vigil, Manuel Flores Calvo, Marcelino Varela (quien debería a mi parecer estar en la cripta de los héroes) aunque seguramente no hay mejor lugar para el que su propia tierra y desde hace algunos años yacen también los restos del gran historiador de la republica don Jorge Basadre Grohomann.
Pero además de ellos hay en él grandes mausoleos: el de benemérita sociedad de artesanos y auxilios mutuos (de dos pisos, es toda una experiencia bajar al sótano, solo para no cardiacos), el de la venerita sociedad de mujeres de Tacna, el de los italianos. Y bueno sobre el encontraremos mil historias de seguro, historias que esperan volver a la vida con el simple pasar de aquel que a sus recuerdos valla.
Finalmente me gustaría decir que en ese cementerio descansaran mis restos, sin embargo ya escogí para mis cenizas el mejor lugar, el del campo de la alianza. Pero lo que si espero lograr es hacer de la historia de este cementerio un libro, para lo cual de seguro me servirán los aportes de ustedes amigos.
Los invito pues a visitar el cementerio general de Tacna y lograr se convierta por fin en un museo local, que es el honor que ya merece. Pero que lamentablemente la ineficacia de la beneficencia no logra y que sobre todo cuando aquella beneficencia es el peor enemigo de Tacna y lo digo porque he comprobado que lamentablemente de la noche a la mañana se han robado todas las lapidas de bronce de este cementerio, sin que nadie diga nada y sobre todo estoy seguro, bajo la complicidad de esta institución pública. Pero dejemos a dios la justicia y a los hombres la solución a los problemas.